Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros. (Adolfo Bioy Casares)
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domingo, 11 de septiembre de 2016
Las palabras de Pablo Neruda.
Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben
y bajan… Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las
derrito… Amo tanto las palabras… Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan,
se escuchan, hasta que de pronto caen… Vocablos amados… Brillan como piedras
de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo
algunas palabras… Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema… Las
agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo
frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como
frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas… Y entonces las revuelvo, las agito,
me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto… Las dejo como
estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como
restos de naufragio, regalos de la ola… Todo está en la palabra… Una idea entera se
cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una
reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció… Tienen sombra,
transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto
rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces… Son antiquísimas
y recientísimas… Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada… Qué
buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Estos
andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas,
buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con
aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con
religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes
bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les
caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas,
las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos
perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron
todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.
“La palabra”, Confieso que he vivido, Pablo Neruda
(Buenos Aires, Losada, 1974)
Comprensión. Captar la idea general del texto
1. Completa con la opción que creas más acertada sobre el tema de la lectura:
El texto es una reflexión sobre:
a) La vida de las palabras.
b) Las similitudes de las palabras con los alimentos y la naturaleza en general.
c) La riqueza expresiva y evocadora de las palabras.
d) El legado idiomático de los conquistadores españoles.
2. Indica qué opciones son verdaderas y cuáles son falsas.
El autor habla de las palabras con la intención de:
a) Enseñar cómo se buscan las palabras para escribir un poema.
b) Mostrar sus conocimientos sobre historia de la lengua.
c) Reflejar la relación del autor con las palabras como ingrediente esencial de la poesía.
d) Transmitir de forma bella su amor por la lengua española.
3. Completa: Según su finalidad y rasgos expresivos, el fragmento es un texto:
a) Argumentativo: porque nos intenta persuadir de la importancia de las palabras mediante razones y argumentos.
b) Narrativo: porque nos cuenta la vida de las palabras a través del tiempo.
c) Histórico: porque habla de un momento de la historia de América, la colonización.
d) Literario: porque expone con una intención estética la visión personal del autor hacia las palabras.
4. Señala en cada afirmación, verdadero o falso. Razona tu respuesta:
a) Las abundantes enumeraciones del texto dan sensación de rapidez y agilidad.
b) El autor utiliza con frecuencia los puntos suspensivos para que el lector acabe las frases.
c) Los paralelismos y las repeticiones sintácticas no favorecen la cohesión y la coherencia textual.
d) En el texto hay rimas internas que acentúan su musicalidad.
5. Escribe palabras o expresiones presentes en el texto relacionadas con los distintos sentidos:
a) vista:
b) oído:
c) tacto:
d) gusto:
e) olfato.
6. Explica qué significa la expresión se llevaron el oro y nos dejaron el oro.
Bienvenidos un año más
Volvemos a clase y la ilusión por empezar de nuevo se apodera de nosotros. Os deseo feliz travesía. Comparto con vosotros las palabras de un escritor muy sabio y de un niño eléctrico.
Está amaneciendo. Es la hora de los pájaros. A los colegios e institutos llegan en bandadas niños y chavales cargados con sus mochilas. Ellos no lo saben, pero todos se dirigen a la isla del tesoro. Puede que ignoren dónde está ese mar y en qué consiste la travesía y qué clase de cofre repleto de monedas de oro les espera realmente. El patio del colegio se transforma, de repente, en un ruidoso embarcadero. Desde ese muelle lleno de mochilas cada alumno abordará su aula respectiva, que, si bien no lo parece, se trata de una nave lista para zarpar cada mañana. En el aula hay una pizarra encerada donde el profesor, que es el timonel de esta aventura, trazará todos los días el mapa de esa isla de la fortuna. Ciencias, matemáticas, historia, lengua, geografía: cada asignatura tiene un rumbo distinto y cada rumbo un enigma que habrá que descifrar. La travesía va a ser larga, azarosa, llena de escollos. Muchos de estos niños y chavales tripulantes nunca avistarán las palmeras, unos por escasez de medios, otros por falta de esfuerzo o mala suerte, pero nadie les puede negar el derecho a arribar felizmente a la isla que señalaron los mapas como final de la travesía. Ese mar está infestado de piratas, que tienen su santuario en la caverna del Gobierno. Todas las medidas que un Gobierno adopte contra el derecho de los estudiantes a realizar sus sueños, recortes en la educación, privilegios de clase, fanatismo religioso, serán equivalentes a las acciones brutales de aquellos corsarios que asaltaban las rutas de los navegantes intrépidos, los expoliaban y luego los arrojaban al mar. De aquellos pequeños expedicionarios que embarcaron hacia la isla del tesoro solo los más afortunados llegarán a buen término. Algunos soñarán con cambiar el mundo, otros se conformarán con llevar una vida a ras de la existencia. Cuando recién desembarcados pregunten dónde se halla el cofre del tesoro, el timonel les dirá: estaba ya en la mochila que cargabais al llegar por primera vez al colegio. El tesoro es todo lo que habéis aprendido, los libros que habéis leído, la cultura que hayáis adquirido. Ese tesoro, que lleváis con vosotros, no será detectado por ningún escáner, cruzará libremente todas las aduanas y fronteras, y tampoco ningún pirata os lo podrá nunca arrebatar.
Manuel Vicent. Tesoro.
Está amaneciendo. Es la hora de los pájaros. A los colegios e institutos llegan en bandadas niños y chavales cargados con sus mochilas. Ellos no lo saben, pero todos se dirigen a la isla del tesoro. Puede que ignoren dónde está ese mar y en qué consiste la travesía y qué clase de cofre repleto de monedas de oro les espera realmente. El patio del colegio se transforma, de repente, en un ruidoso embarcadero. Desde ese muelle lleno de mochilas cada alumno abordará su aula respectiva, que, si bien no lo parece, se trata de una nave lista para zarpar cada mañana. En el aula hay una pizarra encerada donde el profesor, que es el timonel de esta aventura, trazará todos los días el mapa de esa isla de la fortuna. Ciencias, matemáticas, historia, lengua, geografía: cada asignatura tiene un rumbo distinto y cada rumbo un enigma que habrá que descifrar. La travesía va a ser larga, azarosa, llena de escollos. Muchos de estos niños y chavales tripulantes nunca avistarán las palmeras, unos por escasez de medios, otros por falta de esfuerzo o mala suerte, pero nadie les puede negar el derecho a arribar felizmente a la isla que señalaron los mapas como final de la travesía. Ese mar está infestado de piratas, que tienen su santuario en la caverna del Gobierno. Todas las medidas que un Gobierno adopte contra el derecho de los estudiantes a realizar sus sueños, recortes en la educación, privilegios de clase, fanatismo religioso, serán equivalentes a las acciones brutales de aquellos corsarios que asaltaban las rutas de los navegantes intrépidos, los expoliaban y luego los arrojaban al mar. De aquellos pequeños expedicionarios que embarcaron hacia la isla del tesoro solo los más afortunados llegarán a buen término. Algunos soñarán con cambiar el mundo, otros se conformarán con llevar una vida a ras de la existencia. Cuando recién desembarcados pregunten dónde se halla el cofre del tesoro, el timonel les dirá: estaba ya en la mochila que cargabais al llegar por primera vez al colegio. El tesoro es todo lo que habéis aprendido, los libros que habéis leído, la cultura que hayáis adquirido. Ese tesoro, que lleváis con vosotros, no será detectado por ningún escáner, cruzará libremente todas las aduanas y fronteras, y tampoco ningún pirata os lo podrá nunca arrebatar.
Manuel Vicent. Tesoro.