La procesión infinita de Diego Trelles Paz relata la historia de una huida. Dos amigos peruanos se alejan de la violencia y la secuelas del terrorismo que sufre su país. Sin embargo el dolor, la incertidumbre que llevan dentro no permite escapatoria.
El estilo me parece brillante, combina voces diversas que ofrecen ángulos sobre la historia que comparten. El Chino parece el alter ego del propio escitor, Francisco el vividor pragmático y de fatal destino, Cayetana Herencia, la Chequita incipiente escritora y el narrador parisino hilan una historia individual y social muy dolorosa.
"Para escribir hay que matar, ¿escuchaste? ¡MATAR! Si no entiendes eso que es sagrado, no pierdas tu tiempo aquí, hermanito, vuélvete a Lima mañana mismo porque no importa lo que hagas, no importa si escribes mil quinientas novelas o si eres el escritor del año en Miraflores, nunca, óyelo bien, huevonazo, nunca vas a llegar a ningún lado porque nunca vas a ser de verdad..."
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