Luis Landero ha escrito libros extraordinarios.
En su última novela bucea en su memoria y alcanza su época de profesor.
El eco de esas palabras resuena en mí.
Entonces les decía que todos nosotros somos únicos, que al igual que nuestras caras y huellas dactilares son distintas, así también el alma y nuestra forma de ver el mundo y pensarlo y de sentirlo. "Todos estamos condenados a ser originales", no lo olvidéis nunca. O mejor aún, en cada uno de nosotros está la semilla de la originalidad, y de nosotros depende que caiga en buena tierra y frucitifique en algo, o que se agoste para siempre. La originalidad hay que ganársela, no se da en balde por muy único ,por muy distinto que uno sea o parezca ser .
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