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sábado, 20 de febrero de 2021

"Doctae puellae"


Desde finales del siglo XV, fue apareciendo un destacable grupo de mujeres jóvenes brillantes que, apodadas entre sus contemporáneos como Puellae doctae, formaron parte de los círculos cortesanos y participaron en el proyecto renacentista. Este trabajo trata de explicar cómo fue posible este hecho que se desarrolló no sólo en las cortes europeas sino también en las cortes de los reinos peninsulares. Entre las causas favorecedoras de este fenómeno se encuentra, en primer lugar, el interés por el conocimiento y difusión de las lenguas clásicas que había despertado el Renacimiento y que permitió el resurgimiento de la educación femenina. En segundo lugar, también se debió al mecenazgo desarrollado por reinas, virreinas e infantas españolas y, en tercer lugar, y de tanta o más importancia, como dejó escrito alguna de ellas, «al sudor y constantes vigilias» o, como subrayó otra, «por mi industria, estudios y trabajos.»

La mayor parte de estas mujeres procedían de ambientes prósperos y favorables a la cultura: eran hijas de aristócratas o de intelectuales (profesores, médicos, abogados, etc.). Gracias a esta buena posición familiar podían contar con grandes maestros y bibliotecas particulares y alcanzar una excelente cultura y formación que, por otra parte, estaba vedada a la mayor parte de las mujeres.

Esta presencia femenina en las altas esferas intelectuales y su participación activa en el nuevo movimiento cultural, alcanzaron su máximo esplendor durante el reinado de Isabel I de Castilla. La reina, mujer culta y entusiasta de las letras y las artes, llevó a cabo una importante obra de difusión y recuperación de la cultura clásica. Su determinación tardía de aprender latín y su empeño por mejorar el ambiente cultural de la corte, le llevaron a llamar y acoger a destacados humanistas como Antonio de Nebrija, Alonso de Palencia, Luis Vives, Lucio Marineo Sículo y Pedro Mártir de Anglería, entre otros. Fue en este ambiente erudito de la corte de Isabel la Católica donde floreció el nutrido grupo de mujeres dedicadas a la investigación y al estudio de la cultura y la lenguas clásicas. Gracias a ellas, las infantas y las damas del entorno palaciego, animadas por la reina, empezaron a conocer y aprender también estas lenguas.

A pesar de que hubo también mujeres excepcionales en el siglo XVII, el fenómeno de las “puellae doctae” en el Renacimiento y de este resurgir del espíritu entre las mujeres se caracterizó por la brevedad de su existencia: no duró ni un siglo. Con la muerte de aquellas reinas, infantas y nobles mecenas, el espíritu que sustentaba esta fuerza, que parecía imparable, dada su brillantez comenzó a decaer, prolongándose débilmente en el tiempo.

 [Texto adaptado de “Puellae doctae en las cortes peninsulares”, artículo de Cristina Borreguero Beltrán, publicado en Mujeres en la historia. Heroínas, damas y escritoras (siglos XVI- XIX), Dossiers Feministas, 15, 2011, pp. 76-100]


Las muy inteligentes y cultas hijas de Isabel la Católica

Catalina de Aragón (1485-1536)

Isabel de Aragón (1470-1498)

Juana I de Castilla (1479-1555)

Isabel de Aragón (1470-1498)

Otras mujeres sabias

Juana Contreras
Ana Cervató
Lucía/Luisa de Medrano (1484-1527)

Beatriz de Bobadilla (1440- 1511)
Beatriz Galindo, la Latina.  preceptora de las hijas de Isabel I
Luisa Sigea 1522-1560



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